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Inspiración, copia y referencia

Toda actividad creativa se presta a la inspiración, la remezcla, los guiños a creaciones anteriores, y, por supuesto, y lamentablemente, también a los plagios. Pero, ¿cuál es la diferencia? ¿Dónde está el límite? No soy ninguna experta, aunque tengo mi opinión al respecto, y eso es lo que voy a escribir hoy.


Como estudiante de Comunicación, he tenido asignaturas de cine, de creatividad, de escritura y de Derecho. ¿Por qué digo esto? Para que quede claro que no soy totalmente ignorante en este tema, y que lo que voy a decir tal vez tenga sentido desde lo que me han enseñado. Pero, repito, solo es una opinión.


Creo firmemente que inspirarse en una canción anterior, una película anterior, otro libro u otro cuadro no es malo. Todo lo contrario: a veces el mayor valor de una obra reside precisamente en el guiño a otra. ¿Y por qué no es malo? Fácil, porque, si lo piensas, todo está escrito, y todo está pintado y contado de mil maneras diferentes. Todas las historias se parecen entre ellas, todos los personajes tienen un precedente y todos los géneros comparten rasgos en común. Me han enseñado que la originalidad a menudo no se encuentra en la historia, sino en la manera de contarla, pero eso mejor lo dejamos para otro post.


Todas las historias románticas se parecen, las bélicas, las de zombis, las de terror, las de fantasía, las de ciencia ficción... pueden ser más originales o menos, pero siempre se parecen. No creo que sea malo, porque, en realidad, no se puede hacer otra cosa. Los elementos son los que son, y muy pocas historias se saldrán de los esquemas convencionales. Es prácticamente imposible escribir algo radicalmente distinto. Como mucho, puedes aspirar a darle tu toque personal. No debemos frustrarnos por esto, ni sufrir en exceso. Todo está inventado y todo está contado, pero que eso no te coarte a la hora de crear, porque, aunque todo esté contado, nunca lo has contado , y, aunque las historias se parezcan, no son del todo iguales. Sigue creando.


Lo que quiero decir es que está bien inspirarse, leer libros parecidos, ver películas del mismo género o contar la historia que te sugiere una canción, por ejemplo. Nada es nuevo, y en realidad la creación no consiste en otra cosa que en la remezcla de elementos que ya estaban ahí antes. No hay nada de malo en buscar conscientemente esos elementos.


¿Y qué hay de los guiños? Muchas veces un personaje está claramente inspirado en otro; en ocasiones es prácticamente la misma persona, pero en otra historia. ¿Está eso bien? Pues, ¿qué queréis que os diga? A mí me suele gustar. Cuando hay un personaje espectacularmente bueno, siempre queremos saber más de él. Me encanta que un escritor recicle sus propios personajes o se inspire de manera clara y obvia en los de otro. Igual sucede cuando repite el esquema o el estilo de otra historia. Considero que se hace, en parte, como una manera de honrar esa otra creación que tanto te gusta, es un modo de darle más recorrido, de ampliar su universo.


Mientras esté tratado con respeto, con cierta reverencia incluso, y con la naturalidad de reconocer sin problemas que es un guiño o una referencia, yo creo que es algo maravilloso. Hay una frase que nos repitió mil veces un profesor de cine, y que expresa esto a la perfección: "el cine habla con el cine". Las películas nuevas referencian a las antiguas, los libros nuevos a los anteriores, se hacen remezclas y versiones de canciones... es, dicho en palabras simples, "parte de la gracia".


El problema, a mi modo de ver, viene cuando uno se atribuye un mérito que no le pertenece, cuando se apropia de una creación y se declara el autor original o principal. Eso es menos bueno. Por muchos cambios que se le hagan a un personaje, por ejemplo, cuando se trata de un plagio los que conocen la primera obra lo ven fácilmente, suele ser obvio. Aunque sin duda el peor caso es que se haga una copia flagrante, sin siquiera preocuparse por hacer cambios, y se publique como propio. Creo que ahí no cabe duda.


Así que sí, está bien inspirarse, coger la misma idea (sin pasarse, por favor), el mismo esquema, el mismo personaje incluso. Es cosa de cada uno decidir qué nivel de parecido quiere que su obra tenga con respecto a una anterior, pero utilicemos siempre el sentido común: no está bien copiar sin más, sin dar un toque personal o, al menos, un cambio que aporte algo. Y nunca debemos ocultar cuáles son nuestras fuentes de inspiración, es parte de la honestidad y credibilidad de alguien que se dedique a trabajos creativos. No neguemos que nos hemos inspirado en ese libro que se le parece. Respetemos las obras de otros, porque seguro que todos queremos que se respeten las nuestras. Y que sirvan para inspirar a alguien más. Y que se le hagan guiños. Porque, ¿existe un honor mayor para un creador, que ver que otro se inspira en ti?



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