Robin Hood es un personaje nacido en las canciones y leyendas medievales en Inglaterra, y muy conocido por las novelas, cuentos y películas que protagoniza. Las alegres aventuras de Robin Hood es una de esas novelas. Fue escrita en 1883 por Howard Pyle, escritor e ilustrador estadounidense.
La edición que yo he leído es esta que se ve a la izquierda, un poco antigua. La compré en un puesto de la Cuesta de Moyano y juraría haberla visto mucho en ferias del libro antiguo, de segunda mano y cosas parecidas. Debió de costarme uno o dos euros.
Nuevo vale en torno a 12 euros en físico y 6 euros en Kindle. Esa edición tiene 384 páginas.
La sinopsis es esta:
Robin Hood, un legendario arquero sajón capaz de disparar certeramente una flecha, lidera desde el bosque de Sherwood una banda de alegres proscritos que roba a los ricos para repartirlo entre los pobres. Se rigen por las reglas del honor, que impiden matar a menos que sea absolutamente necesario, y siempre al servicio de Ricardo Corazón de León.
Esa es la leyenda, pero realmente en este libro no es tan así. No esperes una historia como la de la adaptación de Disney, porque no lo es, aunque estén basadas en los mismos personajes. Los Reyes aquí apenas aparecen, Lady Marian solo se menciona una vez y no hay tanto de "repartir entre los pobres", sino más de "desplumar a los ricos", que es la parte divertida de la cuestión, al fin y al cabo.
El libro tiene un prefacio muy bonito en el que Howard Pyle insta al lector a dejarse llevar por la fantasía de la historia y a divertirse dejando de lado la realidad. El autor se dirige a nosotros de vez en cuando a lo largo de la novela, como si fuese un trovador que hace pequeños comentarios de los acontecimientos que relata. No aparece tanto como para resultar invasivo, aunque sí es cierto que hasta que le coges el tono a la novela tardas un poco. Sin embargo, cuando te acostumbras, ese rollo medieval se convierte en uno de sus grandes encantos.
Dentro del "rollo medieval" incluyo detalles como los títulos de los capítulos, que son tal que así:
Prólogo
Donde se habla de Robin Hood y su aventura con los guardabosques del rey. También se relata cómo reunió su banda, y la famosa aventura en la que conoció a su mano derecha, el célebre Pequeño John.
Este recurso no suele destripar demasiado los capítulos. Sin embargo, si eres de esas personas con hipersensibilidad al spoiler, quizá deberías obviar esos títulos porque te van a amargar el libro. A mí personalmente me encantan.
La novela en sí es muy divertida (nivel reírse a carcajadas) y está muy bien escrita. Los personajes son carismáticos, las aventuras, disparatadas, y los diálogos, inteligentes. Cada capítulo cuenta una aventura diferente. Son como cuentos con su propia introducción, desarrollo y desenlace. Esto a veces quita las ganas de seguir leyendo, porque sientes que tienes que empezar de cero en cada capítulo. Solo los últimos están más hilados porque son el final de la historia. Los demás a veces dan un poco de pereza, cuesta reengancharse. Aunque no podría haber estado escrito de otra manera.
Ese "fallo" que he experimentado como adulta puede ser en realidad una de las grandes virtudes de la novela. Para ser leída por un niño o un adolescente es perfecta: cada vez que coge el libro puede leer una pequeña historia de principio a fin, sin agobiarse por todo lo que le queda para llegar al desenlace final ni por memorizar tantos personajes y acontecimientos. Coge el libro, lee quince páginas para disfrutar una de las aventuras de Robin Hood y lo puede cerrar tranquilamente. La siguiente noche toca otro cuento en el que se ubicará enseguida porque los personajes y los lugares son casi siempre los mismos. Es uno de los motivos por los que creo que este libro es perfecto para los lectores pequeñines: les resultará cómodo de leer.
Otro punto a favor es lo blanca que es la novela. No hay apenas sangre, no hay casi dolor real ni sufrimiento humano. Robin Hood y sus hombres suelen tocarle las narices a quien no deben y acaban molidos a palos, eso sí, pero no hay violencia real, desagradable. Es más estilo Tom y Jerry. Un tipo grande dándoles de palos en el lomo por haber intentado robarle. Pero casi siempre hace sol, hay pájaros piando, arroyos de agua limpia, fiestas y risas y bromas y flores y colores por todas partes. Es colorido y luminoso.
El final de la novela (últimos cuatro capítulos) sí se vuelve más oscuro. Quizá esté hecho a propósito. Puede que el libro pretenda narrar así el fin de la infancia/adolescencia y la entrada forzosa a una edad adulta que siempre es fea, aburrida y violenta. A mí la historia me fue llegando al corazón poco a poco, pero sobre todo me afectó el final, que es la parte más "seria" y amarga. Sin embargo, creo que es el final perfecto, no podría haber acabado de otro modo.
En resumidas cuentas, Las alegres aventuras de Robin Hood es una novela estupenda, que refleja muy bien esa vida libre y divertida del protagonista, sus buenos sentimientos, sus travesuras. La vida idealizada de un héroe carismático, rodeado de buenos amigos que son tan carismáticos como él. Inocentes, pillos, astutos. Lo que subyace bajo ese modo de vida y la manera en que lo afrontan todo es muy hermoso, esperanzador y tierno.
Creo que el libro es disfrutable tanto por adultos como por niños, aunque de maneras diferentes. En distintas etapas de la vida se sacarán lecturas muy dispares, pero siempre enriquecedoras.
Todo esto es mi opinión personal.
¡Puntuaciones!
Lenguaje: 5/5.
Personajes: 5/5.
Historia (y cómo está contada): 3,5/5.
Originalidad: 2/5. No es una historia original suya, ha sido contada miles de veces.
¿Final satisfactorio?: SÍ y NO. Final necesario, pero doloroso.
Emoción: 5/5.
PUNTUACIÓN GENERAL: 4/5.
Espero que te haya resultado útil la reseña y que te guste el libro en caso de que decidas comprarlo. Te animo a comentar y compartir. ¡Muchas gracias por leer, y hasta la próxima!
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