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Reseña: "El ladrón del rayo", de Rick Riordan

Actualizado: 6 jun 2021

Posiblemente esta sea la única reseña negativa que exista sobre esta novela. Había oído y leído tantísimo sobre ella que me esperaba uno de estos libros que entran para siempre en tu lista de favoritos y no se van nunca, pero lo cierto es que... no solo me ha decepcionado, sino que me ha cabreado.


Pero vayamos por partes.


El ladrón del rayo es una novela escrita por Rick Riordan (EEUU) y publicada en 2005. Es el primero de una serie de cinco libros y ha dado también origen a otros productos, como una película. Tiene 386 páginas y a mí me costó, en versión kindle y en inglés, unos 6 euros.


Rick Riordan ha escrito muchos otros libros que, hasta donde yo sé, han sido bastante exitosos. Ha ganado muchos premios y es muy reconocido.


La sinopsis es la siguiente:


¿Qué pasaría si un día descubrieras que, en realidad, eres hijo de un dios griego que debe cumplir una misión secreta?


Pues eso es lo que le sucede a Percy Jackson, que a partir de ese momento se dispone a vivir los acontecimientos más emocionantes de su vida.


Expulsado de seis colegios, Percy padece dislexia y dificultades para concentrarse, o al menos ésa es la versión oficial. Objeto de burlas por inventarse historias fantásticas, ni siquiera él mismo acaba de creérselas hasta el día que los dioses del Olimpo le revelan la verdad: Percy es nada menos que un semidiós, es decir, el hijo de un dios y una mortal. Y como tal ha de descubrir quién ha robado el rayo de Zeus y así evitar que estalle una guerra entre los dioses. Para cumplir la misión contará con la ayuda de sus amigos Grover, un joven sátiro, y Annabeth, hija de Atenea.



Creo que la mejor manera de comentar esta novela es narrar mi experiencia de lectura, así que empezaré por el principio: quise leerla porque me gustó la película. Lo admito, no me escondo. No la conocía, me gustó la película (Logan Lerman, ejem) y me pareció interesante en aquel momento. He tardado muchos años en leerla, no sé por qué.


Como punto a favor, la novela no se parece casi en nada a la película, y es, a nivel de argumento, mucho mejor que su adaptación cinematográfica, desde el punto de vista de que suceden más cosas, más complejas y mejor explicadas. La historia del libro es mejor, simplemente. Y es una buena historia.


Me descargué las páginas de prueba de Amazon (en inglés) para ver si me llamaba la atención el libro, y la verdad es que sí. Empieza muy bien porque la voz, en los primeros capítulos, es muy interesante. Pero me da la impresión de que esa voz se va diluyendo poco a poco conforme avanza el libro hasta casi desaparecer. No se sostiene, no dura. Lo que era lo mejor de las primeras páginas decae y decae hasta casi convertir la personalidad del protagonista en algo borroso. Cuando leí los primeros capítulos podía buscar unas cuantas palabras que dijeran con precisión cómo es Percy. Sin embargo, al final del libro siento que no tiene profundidad, que es un héroe estereotípico que siempre tiene éxito aunque meta la pata porque el mundo está de su parte. Es el prota, punto.


Sin embargo, sí es cierto que durante el primer tercio del libro esa voz es estupenda y engancha mucho. Toca de verdad. Los restos de la voz se encuentran, sobre todo, en los títulos de los capítulos. Yo nunca he sabido y nunca sabré titular capítulos decentemente, así que admiro lo bien que lo hace este hombre. Cuando estás harto de leer y curioseas el título del siguiente capítulo... tienes que seguir.


Conforme vas avanzando en la trama descubres que Percy es un semidiós y que eso le pone en peligro, por lo que debe refugiarse en un campamento especial para hijos de semidioses y otras criaturas propias de la mitología griega. Hasta aquí, bien. El problema llega cuando, para justificarte que todo suceda en EEUU en lugar de en Grecia, empiezan a meterte discursitos de orgullo estadounidense ("te guste o no —y créeme, a mucha gente tampoco le gustaba Roma— América es ahora el corazón de la llama. Es el gran poder del oeste. Así que el Olimpo está aquí.") y ahí es cuando yo empiezo a enervarme.


Primero, se excluye a todo lo que no sea "cultura occidental". Estos dioses manejan todo el aire y el agua del planeta, además de las estaciones, los rayos... pero oh, vaya, solo son "los dioses del oeste". Magnífico.


Segundo, soy consciente de que eso de usar el nombre de un continente entero para referirse a un solo país es frecuente, y supongo que se deberá a que el nombre completo (Estados Unidos de América) es larguísimo. A pesar de eso, me sigue pareciendo brutalmente egocéntrico llamar "América" solo a EEUU. Además de eso, llamar "American" al "inglés de Estados Unidos" (que, por otro lado, y respecto a ese detalle concreto en el que lo mencionan, no se distingue tanto del inglés, inglés) ya parece recochineo. Es como si Rick Riordan hubiese fijado un número mínimo de veces que tiene que poner la palabra American en el libro y la soltase a la mínima oportunidad. No da buena impresión.


Y tercero, es cierto desde un punto de vista objetivo que EEUU es en gran medida el centro de la cultura occidental; sin embargo, que lo repitan cada dos por tres y le den vueltas y vueltas a ese concepto es tan horriblemente narcisista que a ratos me daban ganas de lanzar el libro electrónico contra la pared. Me parece perfecto que quieran justificar que todo sucede en EEUU, pero podrían haber buscado otra fórmula para decirlo que no te diese ganas de quemar una bandera estadounidense. Solo digo. Egocentrismo total.


La historia sigue avanzando, van apareciendo dioses y monstruos y seres fascinantes; la trama se va complicando, avanza, es entretenido, te pica porque quieres saber qué va a aparecer después y cómo se va a resolver semejante lío. La estructura se hace a veces un poco repetitiva, pero sin llegar a cansar (llegamos a sitio emblemático estadounidense, nos ataca un bicho; llegamos a sitio emblemático estadounidense, nos ataca un bicho). Ellos siempre sobreviven, claro, y siempre gracias a Percy. Porque esa es otra: en su viaje lo acompañan Grover y Annabeth, pero no hacen prácticamente nada. Solo están ahí. Grover participa de vez en cuando, ayuda, hace algo. Ella, por el contrario, me da la impresión de que solo está para ser el interés romántico de Percy.


Esto llega a ser ridículo, inverosímil, porque todo, absolutamente todo, lo resuelve él. A pesar de que se supone que es un poco torpe aún, nuevo en este mundo, sin adiestramiento, es al final siempre el más valiente, el más avispado, el que descubre el truco y lo soluciona todo. Se las apaña para ser siempre más listo que un sátiro que le dobla la edad y una hija de Atenea, diosa de la sabiduría. Aplauso sarcástico.


Grover y Annabeth están por estar. Hacen lo mínimo para intervenir en la historia y la mayor parte del tiempo solo forman parte del "nosotros tres". Sobre todo ella. Se supone que es sabia, inteligente, que sabe mucho y tiene mucho entrenamiento. Se supone que debería ser la más avispada y útil de los tres, pero... intento recordar un solo momento del libro en el que Annabeth sea determinante y no lo encuentro. Es la típica chica loca que no sabe lo que quiere, es borde con Percy porque "sus padres se llevan mal", aunque a ratos parece que le gusta (y evidentemente le gustará, seguro que serán pareja porque es obvio que ella está ahí para eso), pero esa es toda su contribución. Es un personaje tan desaprovechado que a ratos resulta sangrante.


A veces también parece que Grover y Annabeth estén ahí solo para dar información al lector que Percy desconoce (sobre los dioses, las reglas de este mundo, los monstruos...). Son el acompañamiento del héroe, sin más.


Y es curioso, porque me da la sensación de que los tres personajes tienen más desarrollo y profundidad en la película que en el libro, pero esa es solo mi impresión, hace mucho que no veo la película.


Entre el cabreo por la inutilidad de los compañeros, la inverosimilitud de que Percy siempre lo arregle todo, la lenta desaparición de la voz que me enamoraba al principio y la exhibición de narcisismo estadounidense, el libro se me fue amargando poco a poco. A pesar de ello, debo decir que la historia no deja de ser interesante en ningún momento y que, aunque no soy experta en mitología ni mucho menos, creo que están bien contados y bien mostrados los mitos. Es curioso ver a Ares, dios de la guerra, subido a una moto (una Harley, creo recordar) y con pinta de macarra, igual que resulta fascinante ver que la entrada al inframundo tiene detector de metales o que un bolígrafo barato se puede convertir en una espada legendaria.


Sin embargo, conforme avanzaba en la lectura una vocecita en mi cabeza gritaba a pleno pulmón "¡¡apropiación cultural!!". No sé si será apropiación como tal porque, en fin, la cultura estadounidense deriva en gran medida de la europea y la europea deriva de Grecia, pero... No deja de ser siniestro ver cómo el autor lo ha integrado todo para poder mostrarnos Nueva York, Las Vegas y Los Ángeles como los lugares en los que viven los mitos griegos. Como si los reclamase como suyos. Había algo raro ahí que me ha dado mala espina y casi me ha hecho sentir atacada, y eso que ni siquiera soy griega.


Con todo, yo no he dejado el libro porque en parte me estaba gustando. La trama se lía y se lía y se lía hasta confundirte totalmente, te agobia el tremendo problemón que tiene Percy y te preguntas cómo se resolverá. La solución llega clara y satisfactoria y, lo que es mejor, por partes. Parece que se va a acabar y no acaba, y luego parece que se ha acabado, y tampoco es el fin. Hasta que llega un momento en el que dices "vale, ahora, ahora ya sí", y te deja una buena sensación, a historia bien cerrada.


Las descripciones son bastante visuales, hay muchos personajes y muy interesantes, los diálogos están bien escritos, la mitología, bien usada... Si hubiese tenido lugar en Grecia y Grover y Annabeth no fueran un florero, este sería para mí un libro extraordinario. Pero no he podido evitar perderme una parte de la diversión con estos detalles que me daban rabia.


Es un buen libro, a mí no me ha parecido una maravilla, aunque es algo subjetivo. Sin duda la trama está bien trazada, los personajes (muy numerosos), bien pensados. Usa bien los mitos griegos sin que me parezcan tergiversados. No hay incoherencias ni se saca nada de la manga. El principio realmente a mí me enamora, aunque con el transcurso de la novela me parezca que decae.


Si te gusta la mitología griega, te llama la idea de ver un típico viaje del héroe griego que no es en realidad nada típico y no te amargan los defectos que me han amargado a mí, este libro te va a encantar. Es ameno, engancha, pasan muchas cosas y muy fascinantes.


Todo esto, por supuesto, no es más que mi opinión personal.


 

He pasado por los elementos que suelo puntuar bastante de puntillas, si es que he pasado por ellos, pero de todas formas voy a poner la puntuación que yo les daría:


  • Lenguaje: 3/5, porque creo que la voz se diluye.

  • Personajes: 2/5, por lo de los tres protagonistas.

  • Historia (y cómo está contada): 4/5. Está bien montada y bien narrada.

  • Originalidad: 5/5, porque los mitos ya estaban ahí, pero el trabajo de trasponerlos resulta muy curioso.

  • ¿Final satisfactorio?: SÍ.

  • PUNTUACIÓN GENERAL: 3/5.


Espero que te haya resultado útil la reseña y que te guste el libro en caso de que decidas comprarlo. Te animo a comentar y compartir. ¡Muchas gracias por leer, y hasta la próxima!


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