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Reseña: "Seraphina", de Rachel Hartman

Actualizado: 6 jun 2021

Seraphina inaugura la categoría de "libros que no conseguí terminar", y que va a recoger esas novelas que empiezo, generalmente con mucha ilusión, pero no acabo porque algo me falla por el camino. Tened en cuenta que no los he leído hasta el final, así que hacedme caso en la reseña solo hasta cierto punto.


Quiero puntualizar antes de seguir que, aunque me queje de él y aunque no haya conseguido atraparme, objetivamente hablando Seraphina es un buen libro. Tiene calidad y resulta estimulante y bello por muchos motivos. Pero me costaba avanzar en la lectura y al final no pude (o, más bien, no quise) terminar. Aquí explico el por qué.


El precio de esta novela es de 17 euros y tiene 545 páginas. La sinopsis es la siguiente:


Todo el mundo sabe que cualquier dragón que se precie puede aspirar a ser un buen político, profesor o matemático; no como esos absurdos humanos, que prestan tanta atención a sus emociones que acaban olvidando cómo pensar...


En un reino mágico y sombrío en el que humanos y dragones conviven con una paz inestable, Seraphina es una música joven y talentosa (pese a ser humana) que acaba de entrar en el coro de la corte. Allí, las intrigas políticas son el pan de cada día. Poco después de su llegada, una noticia atraviesa los muros de palacio: un miembro de la familia real ha sido asesinado. Inmediatamente, los cimientos de esa fachada de paz se resquebrajan.


Para investigar el crimen, Seraphina se alía con el perspicaz Lucian Kiggs, capitán de la guardia real. Pero todo el mundo tiene secretos, y ella no es una excepción: lo que oculta haría que la condenaran a muerte.


La portada es maravillosa. La sinopsis es bastante típica, pero el concepto de la novela es fascinante, le da una vuelta de tuerca muy interesante a los dragones. Yo me había fijado ya en el libro, pero decidí que lo necesitaba cuando lo curioseé en una biblioteca en la que me había refugiado de la lluvia y leí el primer capítulo, que es fascinante. El principio me parece espectacular.


Recuerdo mi nacimiento. De hecho, recuerdo un tiempo anterior. No había luz, pero sí música: se fundían los crujidos, el fluir de la sangre y el arrullo del staccato del corazón, una sinfonía abundante y empachosa. El sonido me envolvía; me sentía segura.

Rachel Hartman crea un mundo complejo e interesante. Incluso el vocabulario de la novela acompaña muy bien a la ambientación. Estás ahí, es nuevo, es estimulante, es llamativo. Seraphina (la protagonista) es música y se usa muy bien ese detalle, el vocabulario, lo que le da un toque personal y bello. Hay muchos elementos muy buenos y, sobre todo, muy creativos. Es un libro único y salta a la vista desde el principio.


Sin embargo, hay varios detalles que a mí me fueron sacando cada vez más:


  1. Ese rollo de "tengo muchos secretos que tengo que esconder". Muy típico, explotado hasta la saciedad. Ya no aporta nada, solo hastío, o al menos a mí. Podría haberlo eliminado y centrarse en otras cosas.

  2. El romance absolutamente forzado y vacío con Lucian Kiggs. Están muy poco tiempo juntos, no se profundiza nada en el personaje de él ni parecen tener ninguna química. De repente, en una escena cualquiera, te sueltan que ella se acaba de dar cuenta de que lo ama.

  3. Tiene cosillas muy cogidas con pinzas, como, por ejemplo, lo de que los dragones se puedan transformar en seres humanos así como así... no te explica ni cómo lo hacen. Tampoco queda muy verosímil que su tecnología sea tan avanzada y tan pequeña, por ejemplo, y el comportamiento de algunos personajes es raro a veces. Yo he tenido la impresión de que la autora se saca demasiadas cosas de la manga.

  4. En general, me parece que está desaprovechado. Empieza espectacular y parece que va a tirar para un lado prometedor, pero... es como si la escritora hubiese creado las piezas, todas buenísimas, todas preciosas, y a la hora de encajarlas hubiera metido la pata. Conforme fui viendo hacia dónde iba me fue doliendo más y más. La novela está como dispersa.

  5. La gota que colmó el vaso fue que la escritora quiso jugar conmigo. Un capítulo terminaba con la frase: "Alguien me había apuñalado". Pasé la página y resulta que el siguiente comenzaba con: "O más bien lo intentó". En ese momento yo chasqueé la lengua, cerré el libro y lo dejé definitivamente (página 401). Es un recurso burdo, en mi opinión, además de ineficiente, porque ni siquiera sirve para elevar la tensión más de dos segundos. No me dio buena impresión.


Supongo que, en el fondo, lo que me molesta de esta novela es la sensación de que tenía un punto de partida brillante, único, espectacular, que luego se desinfló y me decepcionó. Empiezas a meter la cabeza poco a poco y todo lo que ves te encanta, pero, una vez pasado el momento de introducción, parece que la autora no sabía qué hacer con todo eso y no tomó las decisiones adecuadas para lucir la maravilla que había creado, así que se la carga. No cumple muy bien lo que promete al principio.


No es un mal libro, sin embargo. Ya lo he dicho al principio de la reseña. De hecho, tengo la intención de darle una segunda oportunidad algún día, cuando se me hayan olvidado los detalles. Creo que es un buen libro, pero mi experiencia personal con él no ha sido del todo buena y he querido ser sincera con la reseña.


Seraphina es original. El vocabulario, la ambientación y el mundo son de lo mejor que tiene, aunque luego esos elementos no me hayan dado la impresión de estar del todo bien usados. Por eso yo le pondría un 4/5. De hecho, incluso me atrevo a decir que la recomiendo a quien le guste este estilo.


Quede claro que esta es mi opinión personal.

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